viernes, 11 de diciembre de 2020

 

Comunidad de Torrero I

La Acedia en nuestra vida personal (2)

NOTAS PARA LA REFLEXIÓN 

INTRODUCCIÓN

¿Alguna vez has aguantado una situación hasta un límite que ni tan siquiera tú te imaginabas que podías ser capaz, como un estrés inmenso o una relación muy desgastante?

La fábula de la rana hervida
Olivier Clerc, escritor y filósofo francés escribió de manera sencilla y comprensible la fábula de «La rana que no sabía que estaba hervida«.
Imaginen una cazuela llena de agua, en cuyo interior nada tranquilamente una rana. Se está calentando la cazuela a fuego lento. Al cabo de un rato el agua está tibia. A la rana esto le parece agradable y sigue nadando. La temperatura empieza a subir. Ahora el agua está caliente, un poco más de lo que suele gustarle a la rana. Pero no se inquieta. El calor le causa fatiga y somnolencia.
Ahora el agua está caliente de verdad y a la rana empieza a resultarle desagradable. Lo malo es que se encuentra sin fuerzas, así que se limita a aguantar y no hace nada más. Así la temperatura sigue subiendo, nunca de manera acelerada, hasta que la rana acaba hervida y muere sin haber realizado ningún esfuerzo para salir de la cazuela.
Si la hubiéramos sumergido de golpe en un recipiente con el agua a cincuenta grados, ella se habría puesto a salvo de un enérgico salto.


¿Sufres el síntoma de la rana hervida?
Este fue el tema que vamos a tratar. Espero que os resulte útil.
Si alguna vez has aguantado una situación hasta un límite que ni tan siquiera tú te imaginabas que podías ser capaz, como un estrés inmenso o una relación muy desgastante, simplemente has sido presa del síndrome de la rana hervida.
El denominado síndrome de la rana hervida es una analogía que se usa para describir el fenómeno ocurrido cuando ante un problema que es progresivamente tan lento que sus daños puedan percibirse como a largo plazo o no percibirse, la falta de conciencia genera que no haya reacciones o que estas sean tardías.

El mensaje
Esta fábula está pensada para llevarnos a la reflexión sobre el modo de vida que llevamos, y sus posibles consecuencias.
Muchas veces nos encontramos en situaciones desagradables o incómodas que se toleran, sencillamente porque nos hemos ido acostumbrando a ellas y no sabemos cómo salirnos de ese lugar.
Es cierto que tenemos que ir ajustándonos a las situaciones y a las relaciones con las que nos encontramos, pero hasta cierto límite. Tenemos que aprender a decidir cuándo seguir y cuándo es el momento de saltar y alejarnos.
El problema de muchas personas es que de forma inconsciente o consciente se van adaptando a situaciones dañinas por miedo a salir de su zona de confort. De esta manera, se elude la responsabilidad y se culpa a las circunstancias o a terceras personas, posicionándonos en el papel de víctima.
¿Cuáles son las consecuencias? Desconectamos y nos abandonamos ante nuestras necesidades, deseos o emociones que se vuelven invisibles.
Esta conducta de pasividad y sumisión se suele confundir con otras conductas sanas, como la empatía, el amor, la aceptación o la paz interior. El miedo, la baja autoestima, la incertidumbre y la resignación son actitudes que hacen mermar nuestra capacidad de reacción, nos deteriora y de forma sutil y gradual se hacen con el control de nuestra vida.
Cuando un cambio se introduce de forma lenta en nuestras vidas, escapa de nuestra conciencia, sin que nos preparemos para dar una respuesta a una situación que, con el transcurrir de los meses se va volviendo peligrosa, cómoda e insostenible. Esta es la situación de la fábula llevada a nuestras vidas.


CUESTIONES PARA EL DEBATE

¿En qué grado de ebullición te encuentras?
 
• ¿Dónde estoy actualmente?, ¿me siento aburrido?
• ¿Cómo me veo en un año, en cinco, en diez?
• ¿Cuáles son mis retos en la relación de pareja, con mis hijos, con mis padres?
(falta de amor, no sentirse reconocida/o, no sentirse escuchada/o…)
• ¿Qué me motivó a enamorarte de ella/el?, ¿Nos hemos acercado, alejado?
• ¿Me respeto a mi mismo en mis relaciones más cercanas?
• ¿Pongo límites?, se decir “¡basta¡”
• ¿Qué situaciones he aguantado con la esperanza de que las cosas cambiarán o las personas cambiarán? 


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