domingo, 1 de marzo de 2020

Profecía, espiritualidad y compromiso con Agustín Rodriguez Teso


La comunidad de Codef se enriqueció el sábado con la presencia de personas de otras comunidades y de otros grupos cristianos, que acudieron a la invitación para escuchar a Agustín Rodríguez Teso, párroco en la Cañada Real de Madrid, desde hace 13 años y con una dilatada experiencia en contextos marginales a lo largo de sus 35 años de sacerdocio. Le acompañaba Teresa Pascual, antigua codefiana, que desde hace 6 años participa en la Parroquia de Santo Domingo de la Cañada Real. 
Profecía, espiritualidad y compromiso fue el título que Agustín dio a su intervención en Codef. 

Para empezar señaló que esas tres nociones no se pueden vivir de forma teórica como una ideología, pues esa perspectiva nos causa problemas de angustia y de frustración paralizante. 
Si el profeta tiene que estar siempre dando caña eso resulta agotador y, además, también en la profecía se encuentran juegos de poder, que están implícitos y que son dañinos. 
Una persona espiritual podemos pensar que está por encima del bien y del mal. Y así llegar a jerarquizar entre personas “espirituales” buenas, que viven en otro plano y el resto de los mortales. 
Finalmente el compromiso concebido como una competición entre quien lo da todo, “los duros”, y los que no alcanzan, “los flojos”. 

El error está en que no son conceptos teóricos sino prácticas incorporadas a nuestra vida, que toma como horizonte el Reino de Dios consistente en el trato con dignidad entre todos los seres humanos sin exclusión. Todas las personas caben en el proyecto de Dios, lo que no tiene cabida son ciertas relaciones entre las personas. 
Aprender a mirar como Dios para sentir como Dios. 
 De este modo el profetismo es ser capaz de anunciar con nuestra vida lo que Jesús anuncia, un reino de iguales en dignidad. 
La espiritualidad es una forma de hablar de ese Reino como un proceso dinámico, sin exclusiones. 
Y el compromiso es fruto de una manera de ver y de sentir que llega a nuestras entrañas y nos conmueve. 
Aceptar que no podemos ir dando lecciones de nada a nadie. Cometemos errores y torpezas como cualquiera. 
Hay que sentirse a gusto en lo que hacemos, aceptar que cualquier posición es importante, tanto si se ocupan liderazgos como si se está en el apoyo más elemental. 

Agustín es un apasionado espeleólogo y desde su experiencia por cuevas y simas podía utilizar esos territorios ocultos como metáfora para referirse a la oscuridad y, al tiempo, a la luz que en ocasiones los atraviesan. O a la paciencia necesaria para avanzar por ellos y en las funciones, aparentemente anodinas, como sujetar un cable durante horas para que alguien pueda luego apoyarse en él. Las cuevas y simas como imágenes de la profecía, la espiritualidad y el compromiso. 

Una merienda compartida nos permitió prolongar la conversación con Agustín y Teresa, antes de su regreso a Madrid, y conocer algo más de su trabajo en la Cañada.
                                                                                                                      Concha 

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