Txema Olleta nos recomienda

esta sugerente reflexión

de nuestro amigo José Arregui

en la web Espiritualidad Pamplona-Irunea

Recogemos el resumen de la conferencia

y os remitimos a la página web

para que escuchéis la conferencia

Espiritualidad más allá de la religión y del ateísmo

Somos testigos de una mutación cultural que sacude entera e irresistiblemente el andamiaje doctrinal e institucional de las religiones tradicionales, cristianismo incluido. Sus credos, ritos y normas morales, sus múltiples dioses o su Dios único Ente Supremo responden a la cultura agrícola-pastoril propia del Neolítico. Son formas obsoletas en nuestra cultura de la información y del cambio acelerado. Han dejado de ser razonables y, por lo tanto, “creíbles”. O se transforman radicalmente o, más pronto que tarde, desaparecerán. Pero el espíritu o la espiritualidad no puede desaparecer. Animaba a la humanidad de las religiones y la seguirá alentando después de ellas. Siempre necesita formas de expresión, pero nunca se aferra a ellas. Nuestro tiempo, época de transición post-religiosa y post-secular, busca una espiritualidad –hondura o cualidad humana profunda, sabiduría de la vida, vida con alma, mística de la comunión o del “interser” con todo, “vida en resonancia”, “vida buena”…, como se la quiera llamar– coherente con su visión científica y holística, dinámica y evolutiva del mundo, un universo o multiverso interrelacionado y en expansión más misterioso que nunca. Necesitamos respirar. Necesitamos recuperar la experiencia más profunda que “desde siempre” inspiró las creaciones simbólicas de la humanidad, religiosas o no, liberando el espíritu de formas culturales pasajeras. Necesitamos redescubrir a Dios, no para explicar nada, sino para descansar en el Misterio. Y nuevas metáforas para decirlo como Indecible: Llama de la vida, Todo y Nada, Fondo y Alma, Conciencia íntima y transpersonal de todo lo que es…, más allá del teísmo corriente y del mero ateísmo que lo niega con razón, pero que solo lo niega. Están en juego la justicia y la paz. Está en juego el futuro de la humanidad, en armonía con la comunidad de los vivientes de la Tierra.

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