Un tiempo de purificación y esperanza
Pedro Miguel Lamet
Cómo afrontar los actuales escándalos en la Iglesia
Los creyentes están muy preocupados por los escándalos de la Iglesia que aparecen en los Medios.
La secularización, el laicismo y la autonomía del hombre sobre la sociedad teocrática ha relegado el poder de la Iglesia. Oigo decir que incluso ha crecido, pese a las libertades democráticas, el “odio a la Iglesia”, el revanchismo contra su influencia desmesurada, e incluso que las fuerzas del mal se la están cargando
Pero, ¿ha cambiado para mal? ¿Era mejor cuando los curas y la jerarquía eran inviolables? ¿Qué sus lacras permanecieran ocultas, que la verdad de sus perversiones se quedaran en cuchicheos de sacristía?
La agresividad actual de algunos medios laicos se ha producido después de siglos de corrupción de una gran parte de la institución eclesial, secretismo, orgullo, dominación sobre las conciencias, falta de libertad de expresión, investigación y opinión en su seno y lacras que ahora se airean sin tapujos
No queremos una Iglesia impecable y triunfalista. El reconocimiento de la debilidad y la humildad, que es nuestra verdad, más que al escándalo nos debería acercar a Jesús que el vernos perfectos, porque “nadie es perfecto, sino solo Dios”.
Hay que evitar la tentación de abominar contra la Iglesia incluso institucional, que es lo que pretenden los que utilizan sus pecados para aniquilarla, sino quererla más para mejorarla desde dentro, defendiéndola en lo que es injusto y proclamando sobre las azoteas su lado carismático y sus virtudes, que existen, y hoy apenas se resaltan.
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