en estos tiempos de
polarización y crispación
Reflexiones y propuestas sobre la polarización política y social en España
escrito por Cristianisme i Justícia - 2 Diciembre 2021Vemos como se extiende la polarización social y política en todo el mundo, impulsada por actores políticos que la diseñan, financian y atizan con éxito para sacar beneficio en forma de apoyos a su causa, sea a corto plazo (votos, firmas y posiciones) o largo (cambios culturales en valores, creencias y actitudes).
Su extensión y crudeza contamina relaciones de todo tipo: familia, trabajos, amistades y también comunidades de vida espiritual. Los medios de comunicación nos inundan de titulares duros que afianzan lo que cada persona piensa en su polo, sin apenas dejar espacio para la diversidad de posiciones, cada una con sus aspectos positivos, ni para el espacio intermedio. Las redes sociales, que tanto bien pueden hacer de usarse con sensatez, se convierten en lodazales plagados de ideas fáciles, exageraciones e insultos. La evidencia científica dejó de serlo, cuestionada por un hilo de tuits de cualquier agitador de la mentira.
Nos encontramos con este fenómeno en casi todo el mundo, con diferencias, pero con un origen común: el de usar la democracia para luego laminarla. El surgimiento de regímenes autoritarios en la frontera con lo despótico, cada vez en más países y desde aparentes derechas e izquierdas, alienta el “conmigo o contra mí”, persiguiendo las opiniones críticas. El espacio de la sociedad civil se restringe, llegando, en países de institucionalidad más frágil, al extremo del cierre, expulsión de organizaciones e incluso asesinato de sus líderes.
Vemos con desazón cómo consensos internacionales básicos, que costó tanto construir tras hecatombes como la II Guerra Mundial, son cuestionados y atacados. Los derechos humanos no pueden ser juguete de extremismos que los nieguen y alienten su vulneración.
Aunque su manifestación más frecuente es en la tensión derecha-izquierda de la política y la ideología, la polarización también ocurre con formas parecidas en otros terrenos. Este es el caso de la cuestión territorial en el Estado español, con las posiciones excluyentes sobre la soberanía e independencia de Cataluña y, crecientemente, en relación con la concentración del poder en Madrid respecto a otras regiones del país, especialmente las más abandonadas. Este es el caso también del conflicto abierto entre el feminismo tradicional y el que acoge la teoría queer y defiende a las personas trans o con identidades de género no binarias. Un conflicto polarizado que está debilitando la causa de los derechos de las mujeres.
La polarización ofrece soluciones mágicas que no son tales, pero al creerlas firmemente la persona se afirma y se alinea, llegando a sentir con certeza que los “polarizadores” son siempre los otros. Es un fenómeno que cercena la diversidad al perseguir una posición única y hegemónica, empobreciendo el debate y la creatividad inherente al ser humano. Negamos la complejidad al no escucharnos ni reconocernos, al retirar la legitimidad al otro. La adhesión al frente que sea es simple, sin apenas discurso que la fundamente, y acaba centrada en “salvarme yo”, debilitando el compromiso social con las causas del sufrimiento humano.
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