Tomado de Redes Cristianas
“NO HE DE CALLAR…”
Frivolidad del mal
“En Los Ángeles, la policía lleva una semana a la caza de trabajadores extranjeros, en su mayoría latinos. Han sido detenidos y deportados a México”. ”Trump da la orden de realizar redadas en escuelas e iglesias” “Ha pedido a los fiscales que persigan a los funcionarios que impidan el cumplimiento de las órdenes relacionadas con la migración”, etc.
Estas medidas no son fruto de un liderazgo excéntrico, sino de un proyecto nacionalista para consolidar y reconfigurar el papel de Estados Unidos en un mundo multipolar. Reconfiguración que combina pragmatismo económico y aislacionismo selectivo endureciendo las políticas fronterizas.
La apoteosis de tal frivolidad del mal planificado está representada en el genocidio palestino, la limpieza étnica de los gazatíes y el obsceno anuncio de construir sobre la destrucción despiadada de su país un complejo de ocio “Riviera Gaza”, el Disneyland que piensa montar sobre miles de cadáveres, mutilados y torturados.
La política migratoria de Europa no es más humanitaria; consiste en dejar morir a la gente en el mar. En 2024, 10.457 personas han muerto intentando llegar a nuestro país, un 58% más que en 2023. Por las políticas de externalización, y cada vez más gobiernos quieren construir alambradas en sus fronteras.
Todo tiene su explicación: la mano de obra extranjera es más barata que la local, más aún si es ilegal. Por un lado, se la necesita, se le explota, y, por otro, se la demoniza. La arenga populista de una supuesta defensa del trabajo local frente a los “extranjeros” suele ser apoyada por muchos medios de comunicación.
También pueden servir de cabeza de turco: todo lo malo que pasa en nuestra sociedad es culpa suya: de la delincuencia a la suciedad. Y, sobre todo, sirven, a modo de ejército de reserva, para degradar las condiciones laborales de todos. Por eso es importante mantenerlos sin derechos, y separados de la clase trabajadora autóctona. Es lo que de verdad importa: contar con un proletariado sumiso y barato.
A pesar de todo, algunas voces comienzan a escucharse. Palabras de dignidad, proféticas, débiles pero necesarias. Palabras de rebeldía: negarse a obedecer lo injusto no solo es legítimo, es necesario y, en tiempos oscuros, constituyen un fermento de esperanza.
22 Estados de EEUU se han rebelado contra las órdenes de Trump y funcionarios de algunas ciudades, como Chicago, se han negado a cooperar en las redadas anunciadas por el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas.
Colombia y Brasil denuncian el trato inhumano a los migrantes. “EE UU no puede tratar como delincuentes a los migrantes colombianos. Puede con su fuerza económica y su soberbia intentar dar un golpe de Estado como hicieron con Allende. Pero yo muero en mi ley, resistí la tortura y lo resisto a usted” (Gustavo Petro, presidente de Colombia). Brasil, por su parte, ha denunciado la violación de los acuerdos firmados con EE UU por el uso indiscriminado de esposas y cadenas con los emigrantes.
En la Toma de posesión de Trump como presidente en la Catedral Nacional de Washington, la obispa Mariann Edgar Budde, de forma directa: “Le pido que tenga piedad, señor presidente, de aquellos en nuestras comunidades cuyos hijos temen que sus padres sean deportados”.
Consejo Mundial de las Iglesias sobre la limpieza étnica» en Gaza: “Revela el inconcebible objetivo de este conflicto, buscado desde hace tiempo por elementos extremistas de la sociedad israelí. Le pedimos que respete el derecho internacional, la dignidad humana y los derechos de la población».
Francisco convoca a los católicos de EE.UU a «no ceder» ante el ataque a los migrantes:. «Deportar a personas que han dejado su propia tierra por motivos de pobreza extrema, de inseguridad, de persecución o por el deterioro del medio ambiente, lastima la dignidad de muchos hombres y mujeres … Lo que se construye a base de fuerza, y no sobre la igual dignidad de todo ser humano, mal comienza y mal terminará», ( Carta a los obispos de Estados Unidos, Religión Digital,11-2-2025).
No es extraña la reacción de Gustavo Petro ante la enfermedad de Francisco: «Para mí es un amigo de verdad, de los que luchan toda la vida. He hablado con él en momentos difíciles. Es un compañero de lucha, de viaje y de continente. Que no se vaya mi compañero del alma», (Religión Digital, 22-2-2025).
Más allá de la denuncia profética y necesaria, en un mundo fuertemente globalizado e interdependiente en lo económico, urge exigir a los gobiernos y organismos internacionales que actúen con responsabilidad y con respeto a los derechos humanos ante el riesgo cierto de una espiral de violencia y crisis de grandes proporciones en todo el mundo.
“No he de callar, por más que con el dedo, /ya tocando la boca o ya la frente, /silencio avises o amenaces miedo. /¿No ha de haber un espíritu valiente? /¿Siempre se ha de sentir lo que se dice? /¿Nunca se ha de decir lo que se siente?”, (Francisco de Quevedo).
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