miércoles, 11 de enero de 2023

 En recuerdo de Pancho Marcellan,
luchador incansable,
ejemplo para todos,
solidario y...
amigo como pocos


CON PANCHO, CON PANCHO E ISABEL,

Yo quiero ser llorando, para siempre
el compañero de la ausencia que dejas,
Al menos de tu huelga de vida si no pudo ser de tu tajo, 
compañero del alma, 
hermano y camarada
 
Yo no quiero abandonar nunca la pasión de tu vida 
y estar junto a ti en el vacío que dejas
contra el sistema que mata sin prisas 
y no deja títere con vida

Quiero verte de nuevo entero y derecho
en el combate sin tregua, en la resurrección pendiente,
con Isabel, asesinada por el mismo cáncer y la misma entrega 
por los celos del cielo y la rabia de la tierra

En vuestra casa del mundo
con toda las gentes inmigradas del hambre y las guerras, 
venidas como reyes destronados, del Sur o de Oriente,
a la pobreza de las afueras,
a la falsa blancura del hipócrita Occidente 
y al oscuro sol de la riqueza omnipotente

Quiero veros en el ardiente Utebo
quitando el fusil de la inseguridad ciudadana 
a los amos y autoridades de la guardia civil
 
Quiero veros carretillear panfletos 
envueltos en pacas de algodón
a las cinco de la mañana en la vieja Caitasa

A las cinco de la tarde lidiando lo toros de la disensión 
y en la mañana de los poetas y profetas
creando un mundo otro para que éste sea mejor.
 
Tú nos trajiste a un barrio obrero cuando ese intenso debate en un viejo Dauphine: 
si acaso era más evangélica la lucha de los trabajadores en la Química
o la compañía de los pobres en Valdefierro.
Años inolvidables para los que pronto te seguiremos. 
Tú decías, estamos caducados.
 
Por sacarte de la Asociación de vecinos 
me adentré en ella contigo
y con más gente, con mucha gente, con todo el barrio 
nos llevamos a la Química por delante
y abrimos la fraternidad a las Delicias.

Compañeros del alma, Pancho e Isabel, Isabel y Pancho, 
hijos de la materia incandescente de la vida y la esperanza,
del reino de dios sin dios, de la comunidad atea creyente en el amor, 
sin iglesias, ni dogmas ideológicos, sin certezas,
puro anhelo compasivo sin razones justificantes ni ficciones arrugadas, 
pequeñas nadas en el vacío preñado de incesante creatividad,
en el bosque de la vida donde los árboles se susurran
de boca en boca, de raíz en raíz, la llegada de un nuevo habitante:
“Ven amigo Pancho, a esta tierra nueva que pone libertad donde también Dios está enterrado”.
 
Aún tenemos que hablar de muchas cosas, 
compañero del alma,
compañero y compañera de vida y anhelos.


Santi Villamayor, 10 de enero de 2023

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