EL ROSAL ARDIENTE
Sí, como la Zarza ardiente que no se consumía y que deslumbró a Moisés. Así es hoy LUX para muchas personas, un Rosal ardiente, una metáfora musical del drama de la vida, “un rayo que no cesa”. Una sinfonía pop atrevida y aclamada en todos los países. Y dada esta acogida tan masiva y favorable hay que considerar a Rosalía como un referente cultural de primer orden. Una insignia muy valiosa para adentrarse en la cultura “espiritual” que cabalga a lomos de la tradición religiosa.
Además de los efectos mediáticos, del oportunismo y la productividad, LUX es una obra maestra ,de una fuerza expresiva tal que nos invita a bailar o a meditar de cualquier modo que sea. Va a suponer un hito en la historia de la música pop y es ya un atrevido impacto en la polarizada cultura de hoy que se debate entre la secularización y el revival religioso
LUX, EL DISCO
Lux es un poema solista y orquestal, multicultural, muy complejo, innovador, un desprendimiento de alta montaña, de elevados vuelos, timbres, tonos, voces del cielo lloviendo piedras sobre una ciudad secular contaminada por el placer y la dominación. El fruto del mordisco de Eva, el bulo de la manzana original. Aromas de eternidad para un olfato podrido, agua bendita para el asfalto de las pasiones. La confesión de un drama e itinerario vital, común a varias generaciones de hoy supervivientes de una basta educación de calle, manipulados por el sistema y catequizados por un credo católico adulterado.
La zarza, que ardía sin consumirse, fue para Moises un deslumbramiento y una llamada a la liberación del pueblo. El profeta talló su experiencia en piedra como verdad absoluta, por los siglos de los siglos. En Rosalía se trata de una metáfora del conflicto existencial, inextinguible también, entre la carne y el espíritu.
Rosalía vuelve al cielo religioso de su infancia queriendo integrar la tierra de las tentaciones. Busca la ruptura con la violencia y el sexo para “por amor ir detrás de un Dios Stalker”, (seductor). Clama por vivir en la tierra como si fuera un cielo. Así reza la primera pista, “sexo violencia y llantas”, en la que inicia una búsqueda espiritual que no será un camino de rosas, una evolución tranquila, sino más bien un conflicto, “un deporte de sangre”, un vuelo de” palomas y santas”
En “Reliquia” aparecen las ciudades como infiernos. Grandes metrópolis vistas como fuentes de tentación, nuevas Sodoma y Gomorra. Las manzanas paradisíacas donde se nutre el pecado por los siglos de los siglos (“Divinize”)… y también la bella bondad en medio del sufrimiento: “Mi Cristo llora diamantes". (“Meo Cristo”). Estas dos pistas invitan a taconear el suelo con un ritmo trepidante y a ausentarse de sí en la escucha de un gregoriano postmoderno, inspirado en nuestras místicas, en las plegarias árabes y en el silencio oriental.
Y de nuevo el castigo en “Berghain” un descenso al infierno, a los deseos y a la tentación, al choque profundo entre lo divino y lo humano. Es aquí donde mejor se expresan las raíces religiosas de Rosalía, la influencia de su abuela y su propia espiritualidad por libre. “Soy el laberinto del que no puedes salir” le dice a su Amante, su seductor.” (“Dies es un Stalker “) .Qué intimistas esas notas aisladas del piano o del violín entre los confusos sonidos electrónicos, el coro, las pausas y las diversas sonoridades lingüísticas. Un barullo como el mismo mundo que habitamos y que sin embargo guarda un raro orden que permite la claridad deslumbrante de la voz de Rosalía. En momentos desfallecida o rota, en otros, brillante cual columna barroca por la que ascendemos girando y girando hasta alcanzar la divinidad. (“Sauvignon blanc”). A ritmo de vals se despecha de su amante, (“La perla”) o con un fado acompañado de piano y arpa alcanza el cielo sin dejar la tierra, “cuando muera solo pido no olvidar lo que he vivido”, (“Memoria”). No se consume pues el rosal ardiente, el anhelo de perfección, la llama del perdón, la redención personal.
Pero lo que me trae a este artículo no es tanto un análisis de la forma musical ni tampoco una valoración del acontecimiento mediático, sino ofrecer alguna pincelada crítica sobre su teología.
EL TRASFONDO SIMBÓLICO DE LUX
El disco evoca el Misterio cristiano de la salvación, entendido como una redención de la carne y una elevación a la pureza y la santidad. El mito de la redención es una de las grandes metáforas religiosas para comprender la tragedia y el absurdo de la existencia humana. El catolicismo aparece como una de las más elaboradas propuestas en ese sentido. El sacrifico cruento de un hombre Dios que se ofrece como rescate para vencer el mal y la muerte. Creación, caída y redención.
Un gran error, un gran amor
Situar el sentido de la vida en la redención de un simbólico pecado original, perdonado y exaltado como fuente de una nueva vida, obedece a una interpretación excesivamente dualista, sobrenatural e incluso moralista. Más todavía cundo se abandona su carácter simbólico y se lee literalmente. Opera allí una interpretación negativa del ser humano que engrandece la misericordia de un Dios de parte y una visión equivocada de la realidad. Tanto la ciencia como la filosofía tienen ya otra imagen muy distinta. Ni el conocimiento es tan seguro ni posee un carácter tan absoluto como para poder establecer una explicación definitiva, una palabra de Dios. Ni se puede sostener la pretensión de universalidad desde una revelación particular. Más bien las epistemologías recientes y las comprensiones filosóficas de la realidad animan a ver el mundo como una realidad única en la que se van desplegando o emergen formas cada vez más complejas, no siendo tan fuerte la división entre materia y espíritu más allá de la observación inmediata.
La Gran Historia de la humanidad no deriva del relato bíblico ni es la Historia Sagrada de Israel continuada en la Ciudad de Dios cristiana, la Iglesia, sino una historia de creatividad en la que hay muchas caídas y muchas resurrecciones o resiliencias
La vida en general, previamente la nada que empieza a ser, y sobre todo la emergencia humana y su conciencia son interrogantes que nunca quedarán satisfechos. El cristianismo los describe analógicamente como una serie de enigmáticos hiper acontecimientos más allá de nuestra razón. Por eso nos atrevemos a construir ficciones, milagros y relatos que nos los aproximen. “No me gusta hacer intervención divina” canta Rosalía
Un dualismo muy acentuado
“Primero amaré al mundo y luego amaré a Dios” Dios y mundo cada uno en un extremo. La sentencia nos revela una concepción dualista de la realidad y una ética un tanto moralista y maniquea. El bien por un lado, el de la religión y el mal por otro, el de la tierra. Pero se ama todo en el mismo abrazo. La realidad se explica mejor como un todo diferenciado donde el bien y el mal van siempre juntos.
Hoy nos inclinamos por una visión de la realidad más unitaria. Como un gran sistema auto creativo, Dios o Natualeza que decía Spinoza. Un universo en proceso, evolutivo, sin apenas intención o fin predeterminado pero dentro de un marco azaroso. “Dios”, inserto como creatividad de la totalidad auto creativa. Y el catolicismo no ha sabido respetar la ciencia y limitarse a su ámbito, el de la esperanza, la creación del sentido y el amor cívico.
Una espiritualidad coja
LUX es un exponente de las nuevas espiritualidades bregadas en los altibajos de la soledad, la amistad en el seno de esa violencia estructural del panorama postmoderno, de la compulsiva búsqueda de la felicidad y la profusión de productos parasicológicos. Y la prueba de fuego de toda espiritualidad no narcisista es la compasión activa, el tránsito de la consolación propia a la desolación ajena. A esta espiritualidad de autocomplacencia le falta la pata de la compasión y los dedos del pueblo. Las nuevas espiritualidades son modos libres de acercarse a la sabiduría. Coinciden en eso con la visión cristiana, con los valores que se mantienen incólumes a pesar de las liturgias religiosas o las convenciones oportunistas de la civilización occidental. “Y yo quisiera renegar de´te mundo” (“Mundo nuevo”).
¿Una vuelta atrás duradera?
A la hora de explicitar este fondo católico que nadie se haga ilusiones de una vuelta a la tradición, a no ser vinculada a las políticas hobesianas y populistas de extrema derecha. El éxito del disco no es un reconocimiento de la verdad católica, sino la expresión del vacío o ausencia de un sentido absoluto que no se llena con signos efímeros. Y por eso se vuelve a una construcción mental y ritual ya conocida y segura. Las enseñanzas y prácticas de la Iglesia se han descolgado de su origen y se nutren de múltiples adherencias políticas y mágicas. No hay en Rosalía ninguna vuelta a la Iglesia. Si hay una expresión muy bella, original y propia del drama humano.
La alternativa de Jesús
El rosal ardiente a diferencia de la zarza bíblica comparte su voz con la de otras muchas religiones, humanismos e ideologías que intentan todas explicar el confuso acontecer de la vida y el pensamiento. Enigma o misterio que solamente se puede acariciar mediante el símbolo y la metáfora. Y éste es el gran valor del disco de Rosalía desde el punto de vista de la tradición cristiana, que rompe por un lado con el carácter doctrinal y estructurado de las iglesias y por otro rescata la libre intimidad con lo divino. Aunque muy personalísimamente, olvidando el carácter comunitario.
EL ENCUENTRO SUPRA ÉTICO CON LO DIVINO
Es decir, con la incondicionalidad y la sublimidad. Que nadie nos llevemos el agua a nuestro molino. Que nadie pretenda demostrar la perennidad de su doctrina en virtud del resurgimiento de esta analogía musical sino que ponga su molino a disposición de todas las aguas, de todas las esperanzas. Entre ellas la cristiana, la que alimenta una sabiduría de vida que se puede condensar en estos valores:
- Una esperanza sin certezas que no encuentra nunca ni una descripción adecuada de su objeto, ni un fundamento completo. También Heráclito decía “espera lo inesperado
- Un amor incondicional escuchado desde un talante libérrimo, como se trasluce en “el amor a los enemigos” y “el perdón de siete veces siete
- El cultivo de una interioridad abierta en aras de una mayor autonomía y de una construcción colectiva de la verdad
- La participación en una convención internacional a favor de la justicia y del bienestar que empieza por los más pobres. “El Reino de Dios ya ha llegado”
No son formulaciones únicas o exclusivas, pero sí me parece que es lo esencial que se revela en las narraciones, en los dichos y hechos de quien pudo ser Jesús de Nazaret más allá de cualquier biografía y más acá de cualquier divinización.
Santi Villamayor 1-12-2025
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