¿REVELACIÓN O DELITO? Cuando el sabio apunta a la luna…
Comunicado de Redes Cristianas
5 de diciembre de 2024
Un corrupto confeso, un “bulos” profesional, un revelador incauto y un juez venal. ¿Escaleta para un sainete de Arniches?
El caso es simple, pero importante por la tramoya política que lo maneja. Puede reducirse a lo siguiente: el corrupto reconoce su delito ante la Justicia; el bulos redirecciona la confesión y convierte, por arte de magia, la Justicia en reo y al corrupto en ofendido. Queriendo reconducir las cosas, aparece el revelador como detergente oficial. Finalmente, el Juez venal prioriza la versión del bulos, y “empuñeta” al incauto revelador.
Este caso es símbolo de otras novelas parecidas. Con un calado ético y político que va más allá de la ironía humorista del sainete, nos lleva a las siguientes reflexiones:
1ª Cuando un corrupto, intentando desviar la atención del propio delito, denuncia la revelación del mismo utilizando mentiras o bulos, debería ponernos en guardia para mantener el foco justamente en lo prioritario, que es el delito, y desenmascarar las tácticas de manipulación. No deberíamos caer en el ridículo de quedarnos “mirando el dedo, cuando el sabio apunta a la luna”, como denuncia el adagio chino.
Porque el mayor problema en este caso no es la revelación, sino el delito de corrupción. La revelación, por más que se quiera, siempre será un problema secundario y sobreañadido, nunca puede sobreponerse ni eliminar el delito primero y principal que es la corrupción.
Recurrir a bulos o mentiras para evitar la rendición de cuentas o conseguir otros intereses espurios revela una intención perversa que pretende confundir al incauto y desviar la atención sobre el problema principal.
2ª Pero existe otra reflexión no menos interesante: la revelación del delito cuando éste afecta al derecho y bienestar público —aunque, al límite pudiera romper el secreto oficial—, no solo es ética, sino necesaria para garantizar la verdad y la justicia. Porque en una sociedad democrática nunca se puede usar la mentira para tapar delitos y atacar los esfuerzos por hacer justicia.
3. Finalmente, un juez que prioriza la revelación del delito sobre el delito mismo está haciendo un mal uso de la función que ejerce en nombre de la sociedad. La excelencia del juez está en ajustar su profesionalidad a la ética más limpia y diáfana de la sociedad a la que sirve. Éticamente está obligado a dar cuenta a esta de los recursos de tiempo, medios y costes que está invirtiendo en cada caso.
La historia está llena de jueces que no son una garantía moral para la ciudadanía. Desde siempre el juez venal ha estado en el punto crítico de mira del profeta porque su mala praxis causa extorsión a la sociedad, principalmente a las personas más vulnerables.
Y cuando ocurren estos extremos en una sociedad indefensa (que ni siquiera el Parlamento democráticamente elegido puede juzgar) uno tiene todo el derecho a preguntar: ¿quién juzga al juez venal?
Nuestra postura en Redes Cristianas seguirá apoyando siempre los valores fundamentales de la justicia: veracidad, equidad y humanidad.
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