lunes, 1 de mayo de 2023

 Aclarando el concepto de
resurrección; 
ilustrativo artículo de
Waldo Gerardo Fernández
en la revista digital


Así me aproximo a la Resurrección

Waldo Gerardo Fernández

Lo hemos leído y escuchado muchas veces: el viernes por la tarde Jesús muere en la cruz y es sepultado. El domingo al alba, unas 36 horas después, despierta del sueño de la muerte y sale vivo del sepulcro, camina, habla, enciende el fuego y asa el pescado, se deja tocar, parte el pan, come… Aparece y desaparece de repente, entra en un lugar estando las puertas cerradas y, finalmente, asciende al cielo…

La ciencia y la experiencia nos dicen que nuestro cerebro se vuelve irrecuperable después de unos minutos sin oxígeno. No hay vida sin procesos bioquímicos y éstos se acaban con la muerte. Cuando el corazón deja de latir y de enviar sangre oxigenada hacia el cerebro, dejan de funcionar los miles de millones de conexiones que gobiernan nuestro complejo organismo y ya no es posible que se reconstruyan. Volver a la vida después de morir no es posible. La resurrección corporal de Jesús no es creíble para nuestro pensamiento moderno…

Casi ninguno de los teólogos actuales habla de la resurrección de Jesús como la revivificación de un cadáver que vuelve a la vida anterior. La resurrección no puede calificarse de hecho histórico, empírico y verificable. En los relatos sobre las apariciones se aprecian muchas contradicciones en cuanto a su número, lugares en que se produjeron, qué personas fueron testigos y en qué formas vieron a Jesús, en qué momento y durante cuánto tiempo se produjeron…Parece son relatos claramente catequéticos, surgidos unos 40 años después de que Jesús fuera crucificado.

¿Qué nos queda?

Los discípulos habían seguido a Jesús durante su vida como amigo, maestro, profeta… Pasaron por una noche terrible de decepción y miedo después de la ejecución de su Maestro. Pero, pasado un tiempo, tuvieron la certeza inexplicable de que él no había sido un perdedor, sino que, pese a su muerte injusta, ahora vivía con más intensidad y plenitud que nunca.

Tuvieron la experiencia existencial profunda, que iba más allá de lo físico, de que Jesús continuaba vivo entre ellos, que estaba presente en su vida y en la de sus comunidades. Jesús pasó a ser para ellos el Viviente, aunque su presencia no fuera accesible a los sentidos. Y surgieron las narraciones sobre el sepulcro vacío y las apariciones, en las que Jesús les saluda, les da la paz, come con ellos, les bendice y envía a una gran misión…

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