lunes, 28 de marzo de 2022

     Aportación de Redes Cristianas al Sínodo de la Sinodalidad


POR UNA IGLESIA POSIBLE Y NECESARIA EN ESPAÑA

Propuesta al Sínodo desde la experiencia de Redes Cristianas
Presentación

* Los grupos de Redes Cristianas acogemos la invitación del papa Francisco, participando y ofreciendo nuestra propuesta al Sínodo de la Sinodalidad desde nuestra propia experiencia como Iglesia.

* Redes Cristianas nace en 2006 como un amplio espacio de coordinación de colectivos católicos de ámbito estatal, con talante crítico y propositivo, inspirado en el Evangelio y en el espíritu del Vaticano II. “Ante la compleja situación que están atravesando la sociedad y la Iglesia —que entendemos como consecuencia de un cambio radical de civilización, frecuentemente ignorado por estas instituciones— hemos decidido coordinarnos para actuar con mayor eficacia y responsabilidad, según las exigencias y posibilidades de nuestros días. Como seguidores de Jesús de Nazaret nos proponemos anunciar con alegría la Buena Noticia del Reino, presente ya como semilla en este mundo y en la Iglesia, pero abierto a su plenitud en el futuro. Pretendemos ser otra voz crítica y alternativa y coordinarnos para dar una respuesta conjunta en pro de la transformación democrática de la Iglesia y de la sociedad”. (Carta de Identidad de Redes Cristianas).

* La perspectiva para situarnos en la sociedad y la Iglesia españolas está condicionada por nuestra experiencia, tanto de los pueblos y barrios populares en que vivimos, como de sus horizontes culturales y científico-técnicos. Esa experiencia, y el compromiso con los movimientos socio-políticos que luchan por conseguir unas condiciones dignas de vida para las mayorías sociales, así como con sus ámbitos culturales, determinan las actitudes y propuestas que exponemos a continuación.

* En el Anexo1 figura la lista detallada de todas las comunidades, grupos y colectivos católicos que firmamos este documento.

  1. VER

    Señalamos en este primer apartado crítico (y autocrítico) las sombras que nos afectan a toda la Iglesia española. También a nosotras y nosotros que, por opción, estamos en las periferias, aunque somos conscientes de que la mayor responsabilidad recae en la jerarquía.

    Destacamos, desde el espíritu evangélico de la corrección fraterna, las pretensiones de esta Iglesia de ponerse al lado del poder, sus vacíos, exclusiones y rechazos internos, y aun sus apropiaciones materiales nada ejemplares.

    Desde el primer momento queremos dejar claro que este señalamiento no desconoce ni olvida las otras muchas luces y obras extraordinarias que la Iglesia católica española ha realizado y sigue haciéndolo en nuestros días.

    Se le acercaron entonces los fariseos y saduceos y, para ponerle a prueba, le pidieron que les mostrase una señal del cielo. Mas él les respondió: “Al atardecer decís: ‘Va a hacer buen tiempo, porque el cielo tiene un rojo de fuego’, y a la mañana: ‘Hoy habrá tormenta, porque el cielo tiene un rojo sombrío.’ ¡Conque sabéis discernir el aspecto del cielo y no podéis discernir las señales de los tiempos! (Mt 16,1-3).

    a. Sombras que están afectando al interior de la iglesia que está en España

    Aquellas expectativas de los años 60 y siguientes sobre la Iglesia como “Pueblo de Dios”, presente en medio de la sociedad para ayudar a descubrir el sentido de la propia existencia y servir a la humanidad en su proceso de liberación se han visto defraudadas.

    Hemos vivido evidentes dinámicas involucionistas: creciente jerarquización, obsesión enfermiza por la ortodoxia y los ritos, y, sobre todo, defensa de la propia institución frente a los reclamos que la sociedad, especialmente a través de sus miembros más vulnerables, le ha ido presentando. No somos pocas las personas que consideramos que el devenir de la Iglesia católica en los últimos 50 años ha contribuido abiertamente a consolidar una imagen del cristianismo como una religión de creencias, de normas y de poder, lejos del mensaje liberador de Jesús de Nazaret.

    Estas dinámicas, en las que todos los y las fieles tenemos algún grado de responsabilidad, tienen su origen y su centro de gravedad principalmente en las instituciones que conforman el ‘aparato de poder’ eclesiástico, tanto en el ámbito local como en el central de la Santa Sede. Y derivan, entre otras causas de orden ideológico e histórico, del inaudito hecho —profundamente antievangélico— de que el centro de la Iglesia católica, el Vaticano, continúe siendo un Estado, con sus intereses y múltiples andamiajes de autoprotección. Con sus bancos, sus funcionarios y hasta su simbólico ejército. No en vano, el papa todavía se relaciona con los líderes políticos de otros países como jefe de Estado, y se sirve de embajadores en todos los países, a los que llama nuncios. Esto, que puede tener su justificación histórica en el pasado, es hoy causa de escándalo, pues habla elocuentemente de la Iglesia católica como institución de poder y colisiona con la radical actitud de servicio que propone el Evangelio de Jesús.
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