COMUNICADO DE REDES CRISTIANAS SOBRE LA PEDERASTIA EN LA IGLESIA ESPAÑOLA
Ante los casos de abusos sexuales en la Iglesia y en la
urgencia de reaccionar como creyentes a este gravísimo problema, queremos contribuir
con nuestra reflexión a las decisiones que se puedan tomar próximamente por el
Papa y los presidentes de las conferencias episcopales reunidos con él.
Que un sacerdote, o miembro de una congregación religiosa, abuse
de un niño o un adolescente, utilizando la autoridad moral que ejerce sobre la persona
víctima, es algo que rompe los esquemas de cualquiera. Si además se añade el
encubrimiento practicado durante décadas por la jerarquía de la Iglesia,
poniendo por delante a la institución sin reparar en el daño, con secuelas de
por vida, que se estaba haciendo a
personas inocentes, nos encontramos con un escándalo de proporciones mayúsculas
y una multiplicación del número de personas abusadas en un ambiente de mentira,
hipocresía y silenciamiento.
En España se han ido conociendo casos de abusos en la Iglesia
gracias al coraje de las personas víctimas para denunciar los delitos cometidos
en la sociedad civil (que no son solamente pecados) , y a los medios de
comunicación, que, al igual que en otros países, han ido por delante de la
institución. Unos han tenido consecuencias en los tribunales y otros no pero lo
que ha quedado patente en la mayoría de ellos es la resistencia mostrada por la
jerarquía para hacer avanzar la investigación, apartar a las personas bajo
sospecha, y demostrar un apoyo efectivo a las personas víctimas.
Esta resistencia por parte de la
jerarquía y de las personas con
diferentes niveles de responsabilidad en los hechos conocidos creemos se
explica por la decisión de un silencio
institucionalizado que nos parece la más grave circunstancia que se ha
producido, junto con los propios abusos y el abandono de las personas víctimas
de los mismos.
Todo esto lleva a Redes Cristianas a las siguientes
afirmaciones, peticiones y propuestas:
1. La lucha contra la pederastia en la
Iglesia española debe ser una prioridad en todas las diócesis, facilitando que
se pueda denunciar, colaborando con la justicia civil y apoyando a las personas
víctimas. Pedimos que se apliquen de manera inmediata los protocolos exigidos
por el Vaticano y que se creen comisiones en las que haya mujeres y hombres
laicos, personas víctimas de abusos y expertos en el tema para estudiar las
denuncias, desarrollar pautas de actuación y hacer realidad la tolerancia cero.
El silenciamiento y encubrimiento deben
terminar. Lo mismo pedimos para las
congregaciones religiosas. Nos unimos a la exigencia de que el Vaticano lleve a
la práctica las recomendaciones que le hizo el Comité de la Infancia de la ONU
en febrero de 2014.
2. Es urgente analizar las causas e ir a
las raíces del problema. El obligado arrepentimiento debe llevar a actuar en
consecuencia, sin miedo. Ante una crisis de semejantes proporciones, no valen
las medidas cosméticas para salir del paso sino que hay que ir al fondo de la
cuestión si se quiere evitar que los abusos se sigan produciendo. La pederastia es el síntoma de una enfermedad
muy grave que hay que atajar.
3. Coincidimos en parte con los que
afirman que el celibato obligatorio no es en sí mismo la causa del problema, pero a la vez pensamos que el planteamiento de
la sexualidad en la formación de los seminaristas, con frecuencia vivida ésta en
la represión y el tabú, no favorece en nada, más bien al contrario, que los
casos de pederastia se puedan descubrir y denunciar inmediatamente, y que se
pueda ver en cada caso qué los ha motivado y actuar rápidamente.
4. Si a lo anterior añadimos que la
Iglesia Católica mantiene desde hace siglos un estamento clerical formado por
varones célibes y diferenciado de los
laicos, que ejerce el poder de manera autoritaria y mantiene un estatus de
superioridad, con todas las excepciones que haya que reconocer, pensamos que los
abusos y el encubrimiento también tienen que ver esencialmente con esa realidad
y si no se abordan estas cuestiones en profundidad el problema no se
solucionará. En ese sentido, el celibato obligatorio sí fomenta un aurea
especial con el que se reviste el estamento clerical.
5. Denunciamos la estigmatización de las
personas homosexuales, acusadas injustamente de ser causantes de abusos sexuales
a menores cuando los expertos insisten en que hay pederastas heterosexuales y
homosexuales, y que la orientación sexual, por tanto, no es el problema.
6. Redes Cristianas ha pedido siempre
una iglesia de iguales y sin estamentos, de comunidades y de ministerios laicales, que
no discrimine por el género ni por la orientación sexual y en la que el
celibato sea una opción, nunca una imposición. Así creemos que debe ser la
Iglesia que emana del Evangelio. Ahora
encontramos una nueva razón para pedir y exigir que se den pasos en esa
dirección lo antes posible. La igualdad de la mujer en la Iglesia, y por tanto, su presencia en todos los ámbitos
ministeriales y de responsabilidad, contribuiría
también, a nuestro juicio, a erradicar las conductas delictivas de abusos
sexuales en la Iglesia.
Hay
que abrir ventanas y sacudir alfombras, nos unimos a las voces que llegan de distintas partes del mundo pidiendo la
revisión en profundidad del sacerdocio y de la vida consagrada. La Iglesia
Católica, y en concreto la de España, tiene que rendir cuentas y ofrecer mucha
más transparencia a las personas víctimas y a la sociedad en su conjunto.
“Decir no al abuso es
decir enérgicamente no a cualquier forma de clericalismo.” (Papa Francisco,
agosto de 2018)
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