viernes, 8 de diciembre de 2023

Una comprensión no infantil
de la figura de María
exige una actualización 
desde los datos  bíblicos que la
teóloga Consuelo Vélez
nos aporta con lucidez en su
artículo en Religión Digital

Consuelo Vélez teóloga

La Inmaculada desde una mirada más actual sobre María


"Hay que resignificar la fiesta de la Inmaculada, mostrando que el Hijo de Dios se encarnó en una mujer de carne y hueso"La Inmaculada desde una mirada más actual sobre María


"Corremos el peligro -y así se ha vivido y se vive en algunos contextos- de pensar a María como una “semidiosa” o alguien llena de poderes para alcanzarnos favores, casi compitiendo con Jesús en su capacidad de conceder milagros"

"Aunque el amor a María es una de las devociones más fuertes del pueblo cristiano, su figura y las actitudes que se le han atribuido en su vida histórica están diciendo cada vez menos a la juventud"

"De ahí la necesidad de seguir actualizando su figura para que pueda decir algo a los tiempos actuales. Esta actualización no significa que inventemos cosas sobre ella, sino que volvamos a los datos bíblicos, reconozcamos que han sido interpretados desde una mirada patriarcal"



El 8 de diciembre celebramos la fiesta de la Inmaculada concepción de María, es decir, el reconocimiento que hace la Iglesia de que María, por ser madre de Jesús, fue preservada de todo pecado desde su nacimiento hasta su muerte. No es un dogma que tenga fundamento bíblico, pero expresa una convicción de fe que el pueblo reconoce como consecuencia de la divinidad de Jesús. Este último dato es importante: los dogmas marianos son, ante todo, dogmas cristológicos.

Es decir, están vinculados a la persona de María, pero no por ella misma sino por su papel en la historia de salvación como madre de Jesús. Corremos el peligro -y así se ha vivido y se vive en algunos contextos- de pensar a María como una “semidiosa” o alguien llena de poderes para alcanzarnos favores, casi compitiendo con Jesús en su capacidad de conceder milagros. Vaticano II corrigió esas desviaciones al hablar de ella no en un documento aparte y menos proclamándola corredentora -como algunos pretendían-, sino en el documento sobre la Iglesia -Lumen Gentium-, mostrando así su papel único como madre de Jesús, pero no aparte o desligada del pueblo de Dios.

Conviene también, a propósito de esta fiesta mariana, recordar que, aunque el amor a María es una de las devociones más fuertes del pueblo cristiano, su figura y las actitudes que se le han atribuido en su vida histórica están diciendo cada vez menos a la juventud. Se puede amar a la madre de Jesús, pero no es fácil reconocer en ella un modelo de mujer que abra caminos de realización plena para ellas hoy.

De ahí la necesidad de seguir actualizando su figura para que pueda decir algo a los tiempos actuales. Esta actualización no significa que inventemos cosas sobre ella, sino que volvamos a los datos bíblicos, reconozcamos que han sido interpretados desde una mirada patriarcal -propia de la sociedad en la que se ha vivido-, haciendo que se haya puesto más atención a unos aspectos que a otros, concretamente en aquellos que la sociedad ha designado para las mujeres y que han permitido ese papel secundario y sufriente que todavía hoy tantas mujeres padecen.

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