domingo, 7 de marzo de 2021

 Del periódico Heraldo de Aragón en su edición digital,
entresacamos esta entrevista a Manoli, Isabel y Mabel,
realizada después de la concentración
de mujeres cristianas a las puertas
de la catedral de la Seo.

Las mujeres en la Iglesia, una oportunidad para renovar la institución

En Zaragoza, Barcelona, Madrid y otras ciudades de España colectivos de mujeres cristianas han pedido este domingo que se ponga fin a la "estructura patriarcal" en la Iglesia.

NOTICIA
ACTUALIZADA 7/3/2021 A LAS 14:58
INÉS ESCARIO


Son cristianas, feministas y abogan por que el exclusivo liderazgo masculino de la Iglesia Católica dé paso a la igualdad de derechos y de oportunidades entre hombres y mujeres, algo que consideran que puede ser una oportunidad para renovar la institución. Pertenecen al movimiento 'Revuelta de las mujeres en la Iglesia' y este domingo, por segundo año consecutivo, se concentran frente a catedrales de toda España para decir basta a la "estructura patriarcal", como reza su lema, "hasta que la igualdad se haga costumbre".

Manoli, Isabel y Mabel han acudido a la Seo de Zaragoza con un objetivo claro que comparten con cientos de compañeras en el país y en el mundo, a través de movimientos como María 2.0 (Alemania) y el internacional 'Voices of faith': "Conseguir una igualdad al cien por cien con los varones". Ellas tres pertenecen al colectivo 'Mujeres y Teología de Zaragoza', con una tradición de casi tres décadas, y junto a las integrantes de esta red a nivel nacional el año pasado se hicieron eco de los movimientos fuera de nuestras fronteras.

"En España el caldo de cultivo ya estaba hecho porque somos mujeres feministas cristianas que llevábamos mucho tiempo trabajando. Así que la llama prendió muy rápido", relata Mabel Ruiz en una conversación, junto a sus dos compañeras. Así que no es algo que haya surgido "de forma espontánea". Reconocen que la actitud aperturista del papa Francisco ha podido ayudar a impulsar este movimiento, pero no esconden que existe un "hartazgo" de las mujeres que ven relegada su vocación de servicio a "funciones serviles impropias de este tiempo".

Para Mabel se puede trasladar a cualquier otro ámbito: "Cuando Marie Curie llegó a la Academia de las Ciencias de París la frase lapidaria fue «Vamos a respetar la sagrada tradición que prohíbe la entrada de mujeres en este santuario»". Y continúa Isabel García: "Como feministas católicas tenemos una responsabilidad, somos la punta de lanza: habrá mujeres que se opongan o no estén de acuerdo, pero de momento se hacen preguntas".
'Revuelta de las mujeres en la Iglesia' está compuesta por todo tipo de perfiles de feministas cristianas, como ellas mismas relatan: madres, esposas, divorciadas, monjas, exmonjas... Defienden la riqueza de la pluralidad y que, como en cualquier otro ámbito de la sociedad, no se prescinda de las mujeres ya que, si no, "los valores de nuestra espiritualidad, media Cristiandad se los está perdiendo".

"Es una lástima porque nuestra sociedad se ha enriquecido con el aporte de las mujeres a la ciencia, a la educación... Nosotras no estamos reclamando para el ámbito eclesial algo que no esté en la sociedad civil ni nada que no esté en el Evangelio ni en las enseñanzas de Jesús, que es al fin y al cabo lo que nos mueve", agrega Mabel.

Para ella, el mandato de Jesús no se cumple si hombres y mujeres "no caminan a la par". Pero insiste, la intención del movimiento no es llegar a puestos de poder para reproducir la estructura piramidal, porque todas coinciden en que el principal problema de la institución es el clericalismo.

"Creo que cuando las mujeres lleguemos a estar en pleno derecho en la Iglesia veremos renacer una eclesiología distinta: circular -ahora es piramidal- y en la que todos podamos decir lo que realmente queremos vivir y soñamos", agrega Manoli Soria, exmonja y que en la actualidad pertenece a una comunidad cristiana popular.

Mientras, los nombres femeninos asoman tímidamente en algunos cargos eclesiásticos de peso, como es el caso de Beate Gilles, secretaria general de la Conferencia Episcopal Alemana; Nathalie Becquart, primera mujer con derecho a voto en el Sínodo de los Obispos; Margarita Bofarull, miembro ordinario de la Academia Pontificia por la Vida; o María Inés Ribeiro, consultora de la Congregación para los Institutos de vida consagrada y las Sociedades de vida apostólica.

Manoli considera que estos nombramientos son algo significativo y que gestos como regular que las mujeres puedan dar la comunión y leer en misa, algo que ya se hacía de forma habitual, es "insuficiente". "Es como un caramelo que nos han dado para que estemos contentas. Pero estamos pidiendo otro tipo de cosas: la igualdad, el derecho a voto en los Sínodos, el derecho al sacerdocio o la palabra igualitaria", aclara.

Sus peticiones, explican, tienen como punto de partida acabar con el clericalismo, entendido como la intervención excesiva del clero en la vida de la Iglesia, que impide el ejercicio de los derechos a los demás miembros del pueblo de Dios.

"Todo va a la par: si se combate el clericalismo es más fácil poder abordar el tema de los abusos sexuales, la mala distribución del poder, la invisibilización de las mujeres...", ilustra Isabel. Para ella, estos cambios son "inevitables" y añaden un gran valor a la Iglesia: las mujeres pueden aportar la experiencia de haber sufrido la desigualdad.

Y citando a la teóloga Pepa Torres, defienden que las mujeres cristianas feministas tienen tres poderes: el poder de decir no a lo que no humaniza, el poder de soñar con otra Iglesia o incluso con otro mundo posible y el poder de la revuelta. "Y ese es el que estamos ejerciendo junto con los otros dos", concluye Manoli.

 

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