lunes, 4 de noviembre de 2024
Una Iglesia sinodal tiene que ser una iglesia de iguales
Comunicado de Redes Cristianas sobre el Sínodo de la SinodalidadLos distintos Sínodos convocados por el Papa Francisco (familia, juventud, Amazonía, Sinodalidad) han generado grandes expectativas en los sectores de la Iglesia Católica que pensamos que son urgentes las reformas profundas, tanto en la estructura como en aspectos doctrinales. El riesgo, ya acabando el año 2024, es que la Iglesia no conecte con la mentalidad y problemática de las mujeres y los hombres del siglo XXI y con los avances de la Ciencia que nos permiten entender mejor muchos aspectos que afectan directamente a la vida de tantas personas.
Valoramos pues que el Papa haya tomado estas iniciativas que han permitido la expresión libre de los católicos y católicas a través de las consultas realizadas y que en el mismo Vaticano se haya podido hablar públicamente de temas que en otros tiempos no hubiera sido posible.
Sin embargo, las conclusiones de estos sínodos, incluso en este último, sancionadas por el Papa y asumidas directamente para poner énfasis en la estructura sinodal, han dejado mucha desilusión y pocas esperanzas en que la Iglesia aborde o al menos abra la puerta a cambios significativos que son, a nuestro juicio, muy necesarios y urgentes. De hecho, ya vamos muy tarde.
La participación de laicos en el reciente Sínodo, minoritaria pero existente, y de mujeres, laicas y religiosas, igualmente minoritaria, es sin duda algo positivo pero siempre teniendo en cuenta, no solamente la desproporción numérica en comparación con los clérigos, sino también que, a falta de una estructura democrática en la Iglesia, los participantes en el Sínodo fueron propuestos por las conferencias episcopales o a instancias de la jerarquía.
Otro motivo de desilusión ha sido la decisión del Papa Francisco de sustraer al debate y votación de la última etapa del Sínodo aquellos temas que requerían un análisis previo de expertos. Se han creado comisiones, de nuevo, sin conocerse claramente con qué criterios, que tienen de plazo hasta junio de 2025 para presentar sus conclusiones. ¿Qué ocurrirá después de esa presentación? En esas comisiones se están debatiendo temas que, a nuestro juicio, son claves para el avance y la reforma necesaria, el acceso de las mujeres al diaconado entre otros.
Si leemos el punto 60 del documento final del Sínodo, podemos valorar positivamente que se reconozca la contribución esencial de las mujeres en la Iglesia a través de la Historia, para afirmar después que hace falta discernimiento, pero vemos con tristeza cómo, de nuevo, se pide a las mujeres algo que no se pide a los hombres: atestiguar que su papel en la Iglesia es importante. A Redes Cristianas le parece una exigencia irrenunciable, para que la Iglesia sea verdaderamente sinodal, la igualdad a todos los niveles de todos sus miembros y eso incluye a las mujeres y a las personas homosexuales, de las que apenas se dice nada en el documento final, ni siquiera una mención explícita, así como a otros sectores de Iglesia discriminados. Se pide la acogida, pero a la vez se mantienen barreras que habría que derribar.
Queremos pensar que el mensaje del documento final que llama a ser sinodales en las iglesias locales, se va a traducir de una manera efectiva en que se hagan realidad las afirmaciones de los apartados que hablan de la estrecha relación entre lo consultivo y deliberativo, de la rendición de cuentas por parte de la jerarquía y de la “saludable descentralización” (134) .
Ante la constatación de la diversidad en la Iglesia, es necesario y urgente armonizar esa diversidad para que la llamada a la unidad no frene las legítimas y fundadas propuestas de amplios sectores del Pueblo de Dios (sensus fidelium).
También, para terminar este comunicado, queremos reivindicar la figura, fundacional y profundamente sinodal, de las comunidades de base en Redes Cristianas, y plasmar el último punto de nuestra Carta de Identidad.
(Quiénes somos | Redes Cristianas):
Contribuir desde todas nuestras posibilidades a la transformación radical de la Iglesia y de su presencia en el mundo. Desde el estilo que rezuma el Evangelio, creemos que nuestra Iglesia necesita una transformación profunda en todas sus dimensiones: bíblicas y teológicas, éticas y morales, pastorales y litúrgicas, místicas y organizativas. Siguiendo las huellas de muchas personas y movimientos cristianos que en el pasado han dado testimonio de una Iglesia encarnada y servidora del mundo, necesitamos recobrarla hoy como ámbito de vida y libertad, de denuncia y de propuesta, de búsqueda y creatividad, de amistad y alegría. Entre todas y todos vamos intentar sorprender al mundo con la Buena Noticia de que la Iglesia ya se está poniendo en actitud de ser “la sal de la tierra y la luz del mundo”, que quiere el Evangelio.
3 de noviembre de 2024
domingo, 3 de noviembre de 2024
Barro -- Deme Orte (Valencia)
El barro dormía en el monte y el campo,
tranquilo y fecundo.La lluvia tormentosa lo despertó y removió.
La tormenta se hizo furiay el barro le dio fuerza.
Barro de la furia del río desmadrado,
barro del desastre destructor que puede con todo,
barro de la muerte que sepulta personas vivas,
barro vengador de cauces secuestrados,
barro colonizador del asfalto dominante. El barro es tierra.
Barro del color de la tierra que da color al paisaje.
Barro, barro, barro, barro.
Barro también de alfarería de una nueva creación.
Barro de la vergüenza para los pies impolutos de los despachos.
Barro de la dignidad de las botas embarradas del voluntariado.
Barro de la solidaridad, barro y sufrimiento compartido.
Barro de la esperanza de un limo fecundo.
Barro profético de un Planeta amenazado:
eres tú, ser humano, quien lo amenaza. No yo.
La Tierra es barro, fecundo y necesario.
Barro que somos y barro que seremos.
(Deme Orte 2-11-24)
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