miércoles, 26 de noviembre de 2025

 


Programa del XI Encuentro del Foro Cristiano de Zaragoza

Inscripciones en:    https://docs.google.com/forms/d/e/1FAIpQLSdYtcE-B0wizNX087GZsTtQa9TD1_Nn1P_Dcv9OaC6XmtBsIw/viewform?pli=1



domingo, 23 de noviembre de 2025

 

COP30, la Santa Sede: reconocer el «rostro humano» de la crisis climática

En su intervención ante los ministros de Medio Ambiente de todo el mundo, el nuncio en Brasil, monseñor Giambattista Diquattro, jefe adjunto de la delegación de la Santa Sede que participa en la Conferencia de la ONU que se celebra en Belém, destaca cómo las mujeres y las niñas se ven afectadas de manera desproporcionada por las cuestiones medioambientales. Exhorta a un «multilateralismo cohesionado» para resolver un problema que no conoce «fronteras».

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Alexandra Sirgant – Enviada a Belém (Brasil)
Reconocer «el rostro humano» de una crisis climática que no conoce barreras ni «fronteras» y que, precisamente por ello, requiere esfuerzos colectivos y necesita un «multilateralismo cohesionado» para ser resuelta. Así se expresó el nuncio apostólico en Brasil, monseñor Giambattista Diquattro, jefe adjunto de la delegación de la Santa Sede que participa en la Conferencia de la ONU sobre el cambio climático en Belém, en el país sudamericano, en su intervención ayer, 18 de noviembre, ante los ministros de medio ambiente de todo el mundo.


La dignidad humana en el centro

El segundo segmento político de la COP30, que comenzó el lunes, se inauguró con la llegada de los responsables de las cuestiones climáticas de cada país, diez días después de la participación de los jefes de Estado y de Gobierno en Brasil. El nuncio apostólico en el país sudamericano introdujo su intervención citando el mensaje del Papa León XIV dirigido a los participantes en la Conferencia de la ONU, leído por el cardenal Pietro Parolin el pasado 7 de noviembre, recordando que los retos que plantea el cambio climático «ponen en peligro la vida de todos en este planeta y, por lo tanto, exigen una cooperación internacional y un multilateralismo cohesionado y capaz de mirar hacia adelante, que sitúe en el centro la sacralidad de la vida, la dignidad de cada ser humano dada por Dios y el bien común».


Multilateralismo y transición justa


Monseñor Diquattro continuó ilustrando las cuestiones clave para la delegación de la Santa Sede. «En primer lugar, es esencial reforzar un multilateralismo cohesionado y orientado hacia el futuro», declaró. «El cambio climático no conoce fronteras y, por lo tanto, requiere esfuerzos colectivos», añadió, sosteniendo que solo el multilateralismo, «precioso e inevitable», puede «resolver los problemas reales de la humanidad, buscando ante todo el respeto de la dignidad de las personas, para que la ética prevalezca sobre los intereses locales o contingentes». El nuncio apostólico en Brasil recordó luego las palabras del Papa Francisco en la exhortación apostólica Laudate Deum, publicada poco antes de la COP28 en Dubái. Fue precisamente con motivo de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2023 cuando los Estados signatarios acordaron una salida progresiva de las energías fósiles. Una transición apoyada por la Santa Sede, pero que debe ir acompañada de justicia y equidad, «teniendo en cuenta que las consecuencias del cambio climático afectan sobre todo a los más pobres y vulnerables», precisó el prelado.


Mujeres y niñas en primera línea frente a los efectos del cambio climático

El jefe adjunto de la delegación de la Santa Sede en Belém insistió luego en el «rostro humano de la crisis climática». En este sentido, la Santa Sede espera que el Gender Action Plan (Plan de acción sobre la paridad de género) reconozca que las mujeres y las niñas se ven afectadas de manera desproporcionada por el cambio climático, especialmente en los países del Sur, y que desempeñan un papel importante en la lucha contra este fenómeno. En este contexto, prosiguió monseñor Diquattro, «es esencial buscar un lenguaje común y un consenso, dejando de lado los intereses egoístas y manteniendo viva la conciencia de la responsabilidad que tenemos unos hacia otros y hacia las generaciones futuras».


La importancia de la educación

Por último, ante la magnitud de los retos climáticos, el nuncio apostólico en Brasil reconoció que «los recursos económicos y operativos son necesarios, pero no suficientes». «No podemos alcanzar los objetivos del Acuerdo de París si las soluciones políticas y técnicas no van acompañadas de un proceso educativo que proponga nuevos estilos de vida sostenibles y respetuosos con la Creación», declaró el prelado. «Es esencial reforzar el papel transversal de la educación para garantizar el cumplimiento de los objetivos de mitigación, tener en cuenta los retos relacionados con la adaptación, reforzar los medios de aplicación, prevenir pérdidas y daños y lograr avances», añadió, subrayando las señales alentadoras recibidas de numerosos Estados que han introducido elementos relacionados con la educación en sus Nationally Determined Contributions (Contribuciones Determinadas a nivel Nacional), actualizadas en Belém. Monseñor Diquattro concluyó invitando a volver al corazón, como deseaba el Papa León XIV: «Solo volviendo al corazón puede producirse una verdadera conversión ecológica».

jueves, 20 de noviembre de 2025

 

HAZTECOOP, flores de todo el mundo — OTOÑO 2025


Del 26 de noviembre al 10 de diciembre te invitamos a descubrir una propuesta que combina arte, solidaridad y derechos humanos.

📸 EXPOSICIÓN:
Médicos del Mundo en territorio palestino ocupado
📍 Nave 2, Centro Cultural Manuel Benito Moliner

Además, el 10 de diciembre, Día Internacional de los Derechos Humanos, tendremos un encuentro muy especial:

🗣️ Presentación de proyectos de cooperación con cofinanciación municipal 2025
🎤 Charla con Alexandra Cordero, de Médicos del Mundo, con amplia experiencia en territorio palestino desde 2006
🕕 18:00 h · Nave 2, Centro Cultural Manuel Benito Moliner


Un espacio para reflexionar, aprender y acercarnos a realidades que necesitan ser escuchadas.
Te esperamos.

lunes, 17 de noviembre de 2025

Tomado de Eclesalia.net

SOBRE EL OBISPO RAFAEL ZORZONA

Comunicado

GRUPO CRISTIANO DE REFLEXIÓN-ACCIÓN DE LA BAHÍA DE CÁDIZ, jucecalomatic591@gmail.com



ECLESALIA, 17/11/25.- Desde el Grupo Cristiano de Reflexión-Acción de la Bahía de Cádiz valoramos positivamente que por fin el obispo de Cádiz y Ceuta Rafael Zornoza sea sustituido al frente de la diócesis. El escándalo mediático que se ha producido en todo el país debido a la investigación del Vaticano a la denuncia presentada contra él por un ex seminarista, acusándole de haber sido agredido sexualmente en los años 90 cuando Zornoza era sacerdote y rector del Seminario, ha acelerado los hechos.

Desde el año 2013 este grupo viene denunciando determinadas decisiones de su gestión como obispo por no considerarlas evangélicas. Una gestión que prioriza lo económico a lo social. En ese mismo año le escribimos una carta planteándole que, tal como había ejecutado el obispo de Lleida, cediera parte del Seminario, casi vacío, a personas sin hogar o desahuciadas, no recibiendo ningún tipo de respuesta. Por eso en 2016 difundimos una Carta abierta al Obispo de Cádiz y Ceuta acompañada de 140 firmas de apoyo en la que le planteábamos determinados problemas que afectan a los marginados y sufrientes de nuestra sociedad: inmigrantes, refugiados, sin techo… y lo acompañábamos de citas del Evangelio y del papa Francisco muy preocupado siempre por los más vulnerables. Una de estas citas fue: “Los conventos vacíos no sirven a la Iglesia para transformarla en albergues y ganar dinero. Los conventos vacíos no son nuestros, son para la carne de Cristo que son los refugiados. El Señor llama a vivir con generosidad y coraje la acogida en los conventos vacíos”.

Tampoco recibimos respuesta a este escrito. Debido a ello, en 2019 Iniciativa Galilea , a la que todo nuestro grupo pertenece, envió una carta al Papa Francisco con un amplio dossier de prensa denunciando en 5 bloques los problemas de la mala gestión de Zornoza: El patrimonio diocesano al servicio de la rentabilidad económica, el enfrentamiento y la tensión constante con sacerdotes y comunidades religiosas, la falta de caridad y atención para con los pobres, , los despidos de trabajadores de la Iglesia diocesana, (uno de ellos miembro de nuestro Grupo) y la falta de respuesta del obispo y la jerarquía eclesial española.

En 2020, viendo que no recibíamos ningún tipo de respuesta- ¿recibiría Francisco nuestra carta?-, decidimos emprender una nueva acción: enviar fotocopia de la carta enviada al Papa a la Secretaría de Estado del Vaticano, a la Congregación del Clero, a la Congregación de los obispos, al Nuncio y al Presidente de la Conferencia Episcopal, acompañándola esta vez de cerca de 300 firmas, así como otro nuevo envío días mas tarde con cerca de 100 firmas más. No recibimos respuesta a nuestras peticiones. Al Nuncio le escribimos en 3 ocasiones y nunca recibimos un acuse de recibo. Entonces decidimos publicar una Carta abierta al Nuncio que sí se dignó a contestarnos acusando recibo de todos nuestros envíos anteriores. Pero no hizo nada. Estuvo varias veces en Cádiz acompañando al obispo a determinados actos religiosos.

La Diócesis, durante el mandato de Zornoza, ha estado paralizada en su funcionamiento participativo, ya que siempre actuaba de modo personal y autoritario, sin ese espíritu sinodal que la Iglesia recomienda y que tanto necesita.

Lamentamos que se hiciera caso omiso a nuestras muy insistentes peticiones de que nos enviaran un obispo con el perfil que le pedíamos: «pueda venir un pastor con sensibilidad social, en solidaridad con las personas empobrecidas y en lucha contra la pobreza, espíritu de servicio y capacidad de diálogo con los sacerdotes y los cristianos y cristianas, las comunidades eclesiales de base y los movimientos sociales». Tal como le precedieron los ejemplares obispos Añoveros, Dorado y Ceballos.

Creemos que es muy importante que para cumplir con este perfil de obispo que se necesita los responsables de la Iglesia se tomen el tiempo que sea necesario.

Ojalá el nuevo obispo responda a este perfil tan necesario para rehacer todo el gran daño que se ha producido en la Diócesis 

martes, 11 de noviembre de 2025

 

Dos nuevas convocatorias 






lunes, 10 de noviembre de 2025




"Alteridad o muerte. No hay otra alternativa"

Ética o barbarie

José María Aguirre Oraá

"En estos tiempos duros, oscuros y pardos (lo digo por los fascismos o neofascismos en alza y expansión) es preciso alzar la bandera de una ética responsable y liberadora y una política asentada en ella, que reivindica dignidad para todos, fraternidad y liberación para los explotados y desposeídos de la tierra"

"Creo que éste debe ser el norte de nuestra reflexión y de nuestra práctica. No hay otra salida para nuestro mundo. Fraternidad o muerte, ética o barbarie. La ética es un motor (o debe ser) de libertad y de liberación y por eso deber ser activada"

"En estos tiempos duros, oscuros y pardos (lo digo por los fascismos o neofascismos en alza y expansión) es preciso alzar la bandera de una ética responsable y liberadora y una política asentada en ella, que reivindica dignidad para todos, fraternidad y liberación para los explotados y desposeídos de la tierra"

"Creo que éste debe ser el norte de nuestra reflexión y de nuestra práctica. No hay otra salida para nuestro mundo. Fraternidad o muerte, ética o barbarie. La ética es un motor (o debe ser) de libertad y de liberación y por eso deber ser activada"

Una mirada al pasado

En estos tiempos duros, oscuros y pardos (lo digo por los fascismos o neofascismos en alza y expansión) es preciso alzar la bandera de una ética responsable y liberadora y una política asentada en ella, que reivindica dignidad para todos, fraternidad y liberación para los explotados y desposeídos de la tierra. Creo que éste debe ser el norte de nuestra reflexión y de nuestra práctica. No hay otra salida para nuestro mundo. Fraternidad o muerte, ética o barbarie. La ética es un motor (o debe ser) de libertad y de liberación y por eso deber ser activada.
La alteridad es una cuestión que afecta al núcleo mismo de la ética. Y la alteridad se refiere al otro, al alter ego, a los que se encuentran junto a nosotros, a nuestros próximos. El término prójimo designa en un primer momento a aquella persona que está próxima, cercana. Pero su significado se ha ampliado y se ha extendido para designar también a toda persona humana. Hagamos un poco de historia. En el Antiguo Testamento se utilizan dos expresiones que pueden ser traducidas a nuestro universo cultural como hermano y compañero. Posteriormente el término se ampliaría para designar a los compatrio­tas. La palabra prójimo posee unas raíces bíblicas indudables y designa a las personas que se encuentran próximas y deben ser amadas como la propia persona. Levítico 19, 18 afirma con rotundidad «No serás vengativo, ni guardarás rencor a tus conciudadanos. Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor». Pero se sabe hoy que mucho antes que los autores bíblicos (probablemente éstos se inspiraron en él), el Código de Hamurabi planteaba esta misma exigencia ética.
Avanzando en el tiempo encontramos que los evangelios sinópticos, los tres, ponen en boca de Jesús de Nazareth estas mismas palabras como el principal «manda­miento» que deben cumplir los que le sigan: «amarás a tu prójimo como a ti mismo». Esta norma ética encierra una exigencia radical, ya que plantea amar a la otra persona, al prójimo, como a uno mismo. Además, este concepto de prójimo se amplia en los evange­lios, ya que no se aplica sólo a los que viven en proximidad (son conciudadanos), sino a cualquier persona humana. La universalidad de esta propuesta ética y su exigencia radical han pasado a nuestro acerbo cultural ético y configura de manera decisiva nuestras culturas, aunque parezca para muchos una norma «utópica» o insensata. Unas perspectivas semejantes encontramos en otras latitudes culturales: en la propuesta ética de Lao-Tsé o en el amor o compasión preconizados por Buda
.

La originaria relación yo-tú es anterior a toda forma objetiva determinada de comunidad (familia, sociedad, Estado). Estas formas objetivas reciben de la interper­sonalidad originaria su posibilidad, sentido y finalidad y, en consecuencia deben ser «medidas» por ella. Por lo tanto, cualquier organización humana social y política debe medirse en relación al respeto escrupuloso de la intersubjetividad humana, sin cosificar, esclavizar o aniquilar al otro, al prójimo que somos todos. Como dice José Manzana: «La presencia del otro en mi mundo revela la "injusti­cia" de mi yo como mero poseedor-dominador de mi mundo [...] Sólo la aceptación del otro en mi mundo (la fraterna hospitalidad y comunicación del mismo mundo con el otro) me libera del "salva­jismo" en que yo mismo me desprecio y me permite afirmarme en dignidad. Mi justificación es lapráctica de la justicia».

Siempre será absolutamente malo cosificar y reducir al otro a la condición de medio o instrumento de mi capricho, de mi interés o de mi sistema de ideas y valores. En palabras de Levinas: «El yo humano se implanta en la fraternidad: que todos los hombres sean hermanos no se agrega al hombre como una conquista moral, sino que constituye su ipseidad. Porque mi posición de yo se efectúa en la fraterni­dad, el rostro puede presentarse como rostro. La relación con el rostro en la fraternidad en la que el otro aparece a su vez como solidario con todos los otros, constituye el orden social...» En esta relación ética fundamental que constituye además la propia identidad humana (y no resulta un añadido a su esencia ya constituida), el prójimo no solo es el prójimo biológico, clánico o el conciudadano, sino que es toda persona humana existente. La reflexión filosófica nos muestra que el prójimo alcanza una universalidad en el espacio y en el tiempo que supera cualquier barrera o límite moral. El prójimo es todo prójimo, porque toda persona debe ser respetada y valorada. Si comenzamos a hacer excepciones, también nos las harán a nosotros y entraremos en un bucle interminable de relativismo o de funcionalidad humana.

Revirtiendo la cuestión de prójimo

Hemos recordado la entraña bíblica del tema y del concepto de prójimo. Leyendo atentamente los evangelios sinópti­cos, descubrimos una perspectiva que puede ser motivo de inspiración para la reflexión filosófica. En los textos en los que se le pregunta a Jesús de Nazaret quién es mi prójimo y cómo hay que comportarse ante él, las palabras de Jesús invierten de manera sustancial el sentido de la pregunta. Se pregunta quién es prójimo y se responde cómo hay que hacerse prójimo de aquellos que están en una situación de desamparo. Prójimo es aquél que se hace próximo de las necesidades y de los sufrimien­tos de los otros, de las otras personas. La otra persona (su rostro, su mirada, su situación) me interpela radicalmente para respetarla como persona. «El infierno no son los o­tros», en contraste con lo que afirmaba de manera brutal Sartre, el infierno es el rechazo a respetar a los otros, la actitud de no respetar a los otros. La reflexión filosófica actúa como un bumerán. Lanzamos la cuestión sobre nuestro prójimo, sobre el «otro» y la pregunta de Jesús vuelve interrogándonos por nuestra actitud ante él. No hay prójimo, si no somos prójimos.

Responsabilidad y deber ser

Pero la responsabilidad hacia las otras personas significa mucho más que el mero reconocimiento de la existen­cia de otras personas. Esto se nos impone a cualquier persona. La responsabilidad ética supone entrar en el ámbito, no de lo de que existe meramente, de lo que simplemente es, sino de lo que debe ser. Es un dato ético y como tal un dato de conciencia. Con Kant diríamos que es un tema de razón práctica, un hecho de la razón práctica. Para Kant la libertad y la autonomía del sujeto suponen el reconocimiento recíproco de todos los demás como libres y autónomos también. Le repugna a la razón práctica (evidentemente «trabajada» históricamente por las corrientes de pensamiento «humanista») concebir a las demás personas como medios. En la Fundamentación de la metafísica de las costumbres señalaba: «Actúa de modo que consideres a la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de todos los demás, siempre como fin y nunca como medio», aunque Kant abandonó esta formulación en la Crítica de la Razón práctica por un imperativo más formal: «Actúa de modo que la máxima de tu voluntad tenga siempre validez, al mismo tiempo, como principio de legislación universal». Sin embargo, afirmar que la máxima (subjetiva) se convierta en ley universal (objetiva), supone que la substancia ética que la atraviesa es la misma: el reconocimiento recíproco e igualitario de todos los hombres y de su dignidad. En palabras de Levinas: «ser libre es construir un mundo en el que todos puedan ser libres».

Diversos campos de emancipación

Pasar de las exigencias éticas a la concreción de las decisiones prácticas supone analizar la situación (tanto interpersonal como estructural) y tener empatía para poder hacerse «respon­sable» en verdad de los desafíos a los que nos enfrenta­mos. Si la realidad se convierte progresivamente en una realidad mundial «planetaria», la responsabilidad, en consecuencia, también debe convertirse en planetaria, en «cosmopolita». Desarrollar una responsabilidad de dimensiones éticas y políti­cas, dentro de una realidad planetaria y con una conciencia planetaria, consiste fundamentalmente en responder a los desafíos que tienen planteados las mayorías de nuestro planeta, a su grave situación de pobreza, de explotación y de inhumanidad, si no queremos permanecer enclaustrados en nuestra ceguera etnocéntrica «occidental». Solamente a partir de una reflexión y una acción responsabi­lizada vitalmente (de manera afectiva e intelectual) con la situación de las mayorías populares y de los pueblos oprimidos se hace posible producir fermentos de liberación capaces de establecer un espacio social verdaderamente humano para todos.


Además de esta responsabilidad social y política universal, quisiera indicar tres campos de responsabilidad que han emergido históricamente en estas últimas décadas y que requieren también una atención importante: la ecología, las culturas y la condición femenina. El ser humano no solo es un ser interpersonal e histórico: es un ser cósmico, que se hace con y en la naturaleza. Por eso necesitamos activar una responsabilidad ecológica, que de ninguna manera es extrínseca a la condición humana. Cada vez somos más conscientes de la necesidad de cambiar nuestros esquemas teóricos y prácticos de dominio desorbitado de la naturale­za, que nos han llevado por una pendiente desenfrenada de expolio utilitarista y desigual de nuestro cosmos. Debemos trabajar por un equilibrio de la relación hombre-naturaleza para no deteriorar o destruir nuestra propia condición de seres cósmicos. Debemos «domesticar» y dirigir racional­men­te nuestra ciencia y nuestra técnica, para que no queda abandonada a su propia lógica, a una racionalidad instrumental y pueda ser encauzada conforme a finalidades humanas de libertad, disfrute y justicia para todos. El futuro del planeta y en consecuencia de la humanidad exige medidas concretas y rápidas. La sobriedad productivatiene que convertirse en una norma de la actividad humana.


Es preciso aunar la razón y la voluntad. Es necesario movilizar ambas para actuar de manera responsa­ble y eficaz. Pero también deberíamos impulsar con todas nuestras fuerzas la esperanza. Hay que reivindicar una razón-esperanza o una «razón esperanzada». Sólo quien posea esta esperanza o quien la active, tendrá posibilidades de descubrir nuevos sentidos, brechas de luz, horizontes de emancipación que puedan conducir a recrear nuestras culturas, nuestra civiliza­ción, a desarrollar sus posibilidades humaniza­do­ras y a combatir sus prácticas deshuma­nizadoras y opresivas. Ética o barbarie.